martes, 23 de noviembre de 2010

LA PRIORIDAD EN LA PAREJA

Ahora, vengan los dos. Escuchen esto, porque es muy importante para su pareja. Hay una cuestión que sobresale sobre todas las demás, en una buena pareja. Es algo muy simple de aplicar y sus consecuencias, marcan la relación de por vida. Estén atentos. Es simple, pero como todo, lleva su tiempo y su dedicación.
En la vida, desde que abrimos los ojos cada mañana, estamos tomando decisiones. Y cuando tomamos decisiones, establecemos prioridades. Es algo automático. Primero hacemos tal cosa, luego tal otra y así ponemos en fila, cada una de nuestras prioridades para el día.
En la pareja, ocurre algo muy similar. Siempre estamos ordenando las prioridades. Y aquí viene la noticia, estimados Emilia y Ciro. La primera prioridad en su pareja, deben ser Uds. dos, el uno para el otro. Siempre. Al principio es muy evidente. Están nada más que Uds. dos. Pero con el correr del tiempo, aparece “la competencia”. A los hijos hay que amarlos profundamente y darles todo el cariño y el apoyo que necesiten para crecer emocionalmente sanos y felices. Pero la prioridad en la vida de la pareja, siguen siendo Uds. dos.
El mejor obsequio que los padres pueden brindarles a sus hijos, es una pareja feliz. Desde allí, se proyecta todo lo demás. Los hijos que se sienten amados, nunca van a oponerse a que sus padres sean la prioridad el uno para el otro. Siempre lo verán como algo natural. Y a su vez, esto les servirá de ejemplo para cuando ellos formen sus propias parejas. No se olviden que algún día ellos se irán con sus amores, Uds. se volverán a quedar solos en la vida y únicamente se tendrán el uno para el otro.
A modo de ejemplo, cuento con una pareja en la que la madre siempre priorizó a sus hijos por sobre su esposo. Con el tiempo, él se fue con otra mujer que lo hizo sentir su prioridad absoluta en la vida. Una vez que los hijos se casaron, la mujer se quedó completamente sola…
Poner en práctica esta sencilla actitud de hacer sentir a nuestra pareja como la cosa más importante de nuestra vida, es saber cimentar una relación sobre bases inamovibles, capaces de resistir los embates del tiempo.

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